Sobre las tragedias y la deshumanización

Hoy me hace especial ilusión escribir esta entrada en la que hablaré sobre la exposición World Press Photo realizada en Madrid y que tuve el placer de ver hace unas semanas. Esta reseña constará de dos entradas. En esta primera hablaré sobre la exposición, cómo fue, cómo estaba distribuida, aspectos de la sala, qué sensaciones me generó, etc. La segunda entrada constará de un comentario sobre la fotografía que más me impactó de la exposición, hablando tanto de lo que me transmitió como de aspectos técnicos.

Para entender el objetivo del World Press Photo debemos hablar sobre el género de la fotografía de prensa. La causa final de la fotografía de prensa es informar, de forma auténtica y verídica sobre lo que sucede en el mundo, ya sea un conflicto, un acontecimiento histórico, etc. La fotografía de prensa tiene el poder de concienciar a las personas sobre las crueldades que a nuestros ojos son invisibles y poder llegar a realizar un cambio.

El World Press Photo reúne las mejores fotografías de prensa del año, siendo premiadas en diferentes categorías. Desde 1955, con su inicio como organización independiente en Amsterdam y seis décadas después expandido en todo el mundo, el World Press Photo trata de mostrar historias que hagan al espectador parar, sentir, pensar y actuar, siempre desde un punto verídico y transparente. La exposición recoge los trabajos de reporterismo e investigación de gran cantidad de autores, diversos lugares y conflictos y plantea gran cantidad de dilemas diferentes sobre algunos problemas que existen en nuestro mundo.

En este caso, en su paso por España, la exposición se ha celebrado en Lasede del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, uno de los espacios culturales destacados del barrio de Chueca, un espacio multidisciplinar en el que se disfrutan exposiciones, escuelas de música, piscinas municipales y otras actividades. En un principio, este edificio fue un hospital para leprosos hasta que en el siglo XVIII se convirtió en colegio. Durante la Guerra Civil se convirtió en una prisión provisional y, más tarde, en tiempos de dictadura, volvió a actuar como colegio. El 1989 el edificio quedó abandonado y, pocos años después, fue convertido en Lasede del COAM, como ahora lo conocemos. Su horario es entre semana de 11:00-14:00 y de 17:00-21:00 y los sábados y domingos de 11:00-21:00.


En cuanto a la sala de exposición la encontramos dividida en tres pasillos, siendo el del medio el espacio más amplio. Mi opinión personal sobre las salas de exposición es que deben ser salas bastante amplias para que se pueda circular tranquilamente y evitar los apelotonamientos de gente que obstaculan el recorrido. Creo que el primero de los pasillos era algo pequeño, quizá fue impresión mía o que en el primer pasillo había demasiada gente pero se me hizo algo agobiante, cosa que no me pasó en el resto. Las fotografías estaban colocadas en las dos paredes del pasillo, creando un recorrido en zigzag o de ida y vuelta (según se prefiera) bastante fluído y dinámico. En cada uno de los pasillos encontramos diferentes temas, lugares y conflictos. En el primero, en mi opinión, situaron las fotografías más impactantes y más directas, de forma que el visitante se sumerja en la exposición nada más empezar. En este pasillo encontramos las fotografías de conflictos bélicos, atentados y miseria. En el segundo pasillo el tema es más variado, encontrando fotografías de temas más variopintos como el abuso sexual, las guerras de bandas, el deporte o la trata de mujeres. 

Fotografía de Oliver Scarff

En el último pasillo encontramos fotografías que tratan temas como el consumo de carne, el maltrato animal, ecologismo, además mezclado con algunos aportes positivos de algunos aspectos de la vida, como la niñez o las curiosidades del mundo animal. Al recorrer la exposición tengo la sensación de que la última parte es la más floja. Quizá sea porque, como dije antes, las fotografías de los anteriores pasillos eran las más impactantes, que los conflictos retratados me afecten más o que al último pasillo ya se llega algo cansado. Además, en este último pasillo las fotografías no estaban bien iluminadas, no seguían una luz uniforme por la colocación de la fuente de luz ni la misma temperatura de color, ya que se veían con un tono anaranjado. Pese a esto, el recorrido por la exposición se hace fluido, la distancia entre las obras es correcta, el orden por temáticas acertado y, además, en los carteles que acompañan a las obras había un pequeño texto explicando brevemente la fotografía, lo cual ayuda al visitante a entender el contexto y lo que quiere transmitir. 

No sé si decir que la exposición me gustó o que me puso suficientemente triste ver una realidad que a nosotros es ciega. El valor humano y el mensaje que transmite es increíble y es capaz de cambiar la perspectiva desde la que vemos el mundo. El material de las fotografías era muy potente, mostraban una realidad pidiendo auxilio. La sensación al ver las fotografías era entristecedora, realmente no puedo concebir la maldad que llega a tener el ser humano. Espero que, más allá de considerarse una fotografía de calidad, produzca en las personas una reacción para pensar en estos conflictos e intentar aportar lo máximo para que podamos vivir "en el mejor de los mundos posibles". Destaco las series de Kevin Frayer sobre los refugiados Rohinya, imágenes impactantes sobre personas en la mayor de las miserias haciendo lo máximo posible por sobrevivir, de la esperanza al llanto y la serie del ganador Ronaldo Schedimt sobre la crisis en Venezuela, imágenes espectaculares de personas encapuchadas en llamas a causa del descontento con el gobierno de su país. 

Fotografía Kevin Frayer

Los temas que trata, como dije antes, son muy variados: refugiados, trata de mujeres, guerras de bandas, atentados, consumo de carne, ecologismo, maltrato animal. Me llamó la atención y para mí fue muy enternecedor terminar la exposición con las fotos de Carla Kogelman con la que se nos hace menos agrio el final de la exposición. 
Quizá parezca extraño que entre todas las fotografías espectaculares y con un mensaje tan potente que componen el World Press Photo escoja la fotografía tan tierna de Carla Kogelman. Entendí la posición desde un punto en el que tenemos todas estas crueldades en el mundo pero al final del todo tenemos el mensaje positivo de que podemos llegar a cambiarlo, tanto por lo tierno de los momentos de las niñas como los pueblos que utilizan energías renovables.  Por hacerme ver ese mensaje la elijo como mi fotografía favorita.


La que menos me ha gustado, no solo esta sino la serie, ha sido la de Nikolai Linares sobre el toreo en los jóvenes. Siento que el tema escogido está muy bien pero que no lo ha transmitido del todo bien. No me dicen nada, siento que es un tema que se podría retratar de manera más potente, además el tratamiento es muy poco llamativo y no impacta lo suficiente como para llegar al visitante.



En resumen, he disfrutado mucho del World Press Photo aunque me ha costado digerirlo. Me quiero quedar con un pensamiento positivo de concienciación y humanismo de cara al futuro. Lo que más me llamó la atención, aparte del mensaje y la calidad de las fotos, fue la disposición de las temáticas. Además de lo ya mencionado, sentí que en el último pasillo era todo con mucho color, muy saturado, por las fotografías de animales, me resultó curioso. Lo que no me gustó, como dije antes, fue que la última parte estuviera muy mal iluminada, porque en gran parte hace que no disfrutes una fotografía del todo. Por lo demás, es un placer haber podido disfrutar de esta exposición y recomiendo mucho visitarla.

Quiero terminar con una reflexión personal sobre este tipo de concursos. Creo que es necesario que este tipo de fotografías se difundan, lleguen a las personas y conciencien, pero no creo que haciendo un concurso con ellas sea la mejor manera. Entiendo la línea de morbo que sigue el haber retratado desgracias humanas, pero hacer de esas mismas desgracias me parece algo horrible. Poniéndome en la piel del fotógrafo ganador me sentiría muy mal por haber ganado un premio por retratar aquello que nadie quiere ver (no por ello, sino por la desgracia). Quiero quedarme con lo que la exposición transmite y pensar en haber disfrutado de ella y mantener un pensamiento reaccionario frente al mensaje de la exposición.







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